por mucho tiempo se creía
o suponía que el aprendizaje era un asunto exclusivo de los individuos en
crecimiento y desarrollo, ahora se ha visto que el aprendizaje no tiene edad;
aunque hay que tomar en cuenta que existen ciertas diferencias en las formas de
lograrlo más eficientemente a distintas edades. Actualmente se acepta que la
edad adulta es un periodo de rápido crecimiento cognoscitivo y no uno de
estabilidad o declinación como se pensaba, y se ha visto que el adulto tiene la
potencialidad de desarrollar vías de pensamiento más avanzadas con mayor
capacidad dialéctica.
Lo que no parece
razonable es utilizar en los adultos ciertos procedimientos de la
enseñanza infantil, por ejemplo; determinadas sanciones y recompensas
elementales sustentadas en el conductismo. No es posible imaginar a un adulto
(y ahora ni siquiera a un niño) castigado en el rincón, volteado hacia la pared
y con orejas de burro, o escribiendo cien veces “no volveré a sacarle la lengua
a mi profesor”. En contrapartida, los sistemas abiertos y a distancia forman
parte de la educación de adultos, pues requieren alumnos maduros. Por todo esto
y otras razones, se ha tratado de individualizar la educación del adulto y
distinguirla de la del niño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario